En la tarde del quince de septiembre, como ya es tradicional, se celebró la fiesta de la Virgen de los Dolores con una ceremonia en la sede canónica de la Cofradía, el templo parroquial de Santa Ana, presidida por el párroco D. Javier Velasco y en la que se rezó con devoción la Corona Dolorosa a la vez que el Mayordomo encendía un cirio por cada uno de los siete dolores de la Virgen. El celebrante también rogó la intercesión de la Madre ante los dolores que numerosas personas están sufriendo actualmente a causa de la pandemia del covid y el incendio de Sierra Bermeja. La celebración finalizó con el canto de la salve y la veneración a la Titular humilde María Santísima de los Dolores que lucía una de sus clásicas sayas bordada en oro, ráfaga de orfebrería y rostrillo de encaje donde prendía su broche nominativo, el broche de oro y diamantes de la Guardia Civil y puñal; además estuvo exornada con un vistoso centro floral compuesto por rosas avalanche, anthurium rosa pálido, amaranto rosa y verde, hojas de parra virgen, aspidistra y esparraguera blanca.
